Judas tuvo la dignidad de no soportar el precio de su traición. Había desertado del movimiento popular para pasarse al establishment.
Este paralelismo, con el fondo de la alta traición, nos lleva a la siguiente reflexión:
¿Cuál es el tiempo prudencial que se debe brindar a los traidores para que partan de este mundo y se le aplique el largo y justiciero brazo de la voluntad popular?
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